Después del verano, más o menos largo dependiendo de la zona geográfica, lo que si coincide es que nuestro cabello y cuero cabelludo sufre cambios de hábitos: temperaturas altas (este año más de lo habitual), baños diarios y continuados, aguas más alcalinas, cloradas, salitre, aire caliente y alimentación. Todo esto provoca deshidratación, apertura cuticular, pérdida de color, brillo y con ello los lípidos, vitaminas y proteínas se ven mermados.
Aunque hayamos realizado un protocolo de prevención como siempre recomendamos, es inevitable sentir los daños.
Si a ello le sumamos el paso por la Peluquería para actualizar el color, deberíamos tener en cuenta que hay que reparar e hidratar antes de someterlo a productos químicos.
Podemos sentir picor, un color más enrojecido y sensibilidad en el cuero cabelludo, enredos, encrespado excesivo y la sensación de que nuestro cabello ha perdido en poco tiempo su esplendor.
Pero no te asustes, todo recobra la normalidad con la vuelta a la rutina y las temperaturas, que este año han pasado de abrasadoras a húmedas de manera brusca.
Tendremos que volver a pasar por el proceso détox, ya que todas esas sustancias tienen que salir y eliminarse. Por otro lado, le sumamos que la piel de nuestro cuero cabelludo se ha visto agredida y su manto hidrolipídico alterado y casi desaparecido, alterándose y alcalinizándose el pH, provocando irritación que nos pide a gritos su recuperación.
¿Qué debes hacer?
Durante un periodo más o menos aproximado de 15/20 días, después del lavado con Champú détox (siempre 2 lavados), aplicar baños de Bálsamo reparador en el cuero cabelludo y Mascarilla nutritiva en la longitud del cabello, dejándolos actuar 10/15 minutos.
Repetir hasta sentir que tu cabello vuelve a lucir saludable y tu piel reparada para volver a tu rutina habitual, alternando la hidratación / nutrición según las necesidades de tu cabello.
Sol Santos Navarro
Director creativo en By Sol Santos.
Experta en cosmética ecológica.